¡Se acerca Semana Santa y con ella el miedo a saltarnos la dieta y los remordimientos! Partimos de la base de que el único secreto para mantener el peso ideal es combinar una dieta equilibrada con ejercicio físico. Sin embargo, hoy os vamos a dar 3 tips imprescindibles para que cuidar tu dieta estas vacaciones no sea complicado.
Para cuidar tu dieta en Semana Santa, mejor lo que sacas de la dieta que lo que añades
Seguro que cuando te planteas comer mejor, lo habitual es que pienses en añadir alimentos sanos a la dieta, lo cual está muy bien. Sin embargo, no vale de tanto si continúas realizando una ingesta elevada de alimentos dañinos.
¿Cuáles son los alimentos que te benefician y cuáles son los que te perjudican?
Mejorar tu alimentación no es una cuestión de añadir semillas, frutas o hierbas, aunque sea ideal que las consumas. Éste es el segundo paso. El primero consiste en eliminar lo que sobra.
Por ello limita o prescinde de los siguientes productos:
- Cereales en forma de harina. Las harinas refinadas y principalmente la harina de trigo refinada son alimentos muertos y desvitalizados. Es la harina blanca con la que se prepara el pan, la pasta, la pizza, las galletas y la bollería.
- Comida basura basada en fritos. Que no te engañen, no todos los alimentos vegetarianos son sanos. Vegetariano no es sinónimo de sano, igual que “comer bien” no es precisamente “comer mucho”, aunque la expresión popular cuando uno come mucho sea ¡esto es comer bien!
- Alimentos no sostenibles con el medioambiente o basados en la explotación animal. No te interesa hacer daño al planeta ni a los seres que habitan en él. Te conviene cuidar de tu casa y de tus vecinos. A medio plazo, no es sostenible seguir arrasando bosques para cultivar soja transgénica, que dará de comer a millones de cabezas de ganado. La cría intensiva de estos animales consume nuestras reservas de agua a la vez que las contamina. También nos deja sin aire, por causa de sus emisiones de gas metano. Constituirán el plato de comida de un pequeño porcentaje de personas de entre los 6.000 millones de seres humanos que pueblan la Tierra.
Para mejorar tu digestión, evita comer proteínas e hidratos de carbono juntos en la misma comida
No comas juntos proteínas con almidones. O lo que es lo mismo, proteínas con hidratos de carbono.
Las proteínas son consumidas en un medio ácido en el estómago mediante la acción del ácido clorhídrico; en cambio, los hidratos, necesitan un medio alcalino para su digestión.
La digestión de los hidratos comienza en la boca con la secreción de la enzima ptialina, pero una vez ingeridas las proteínas, su digestión comienza en el estómago con la secreción de enzima pepsina, que tiene la propiedad de inhibir la acción de la ptialina, frenando la digestión de los hidratos de carbono o almidones. Es decir, no debemos comer huevos con patatas, ni queso con pan.
La regla del 80%-20% para cuidar tu dieta
Esto significa que si el 80% de los alimentos que tomas habitualmente son sanos y ocasionalmente tomas algo que no lo es, las posibles consecuencias negativas de su ingesta serán fácilmente neutralizadas por tu organismo. Esto ocurre siempre que los alimentos no adecuados no superen el 20% de lo que ingieras en total en un día.
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